Con el blog en marcha, no puedo retrasar más el hablar sobre uno de mis temas favoritos: la variedad Garnacha que, curiosamente, “descubrí” y me enamoré de ella estudiando en Francia, motivo por el cual inicié el proyecto de LaFou en Terra Alta.
¿En Francia? ¿Es que la Garnacha es autóctona de allí?
Es tan española como francesa. Aunque, en realidad, hablar de variedad autóctona no es muy correcto. Las variedades son fruto de modificaciones genéticas que se han producido a lo largo de los siglos y de múltiples sitios en los que se han plantado, por lo que ubicar una variedad en un lugar de origen es realmente difícil. Pero sí podemos hablar de variedades tradicionales -término para referirnos a una variedad que lleva un tiempo significativo arraigada y adaptada a un paisaje-. De manera que podemos afirmar que la variedad Garnacha, llevando muchos años instalada tanto en España como en Francia, es una variedad tradicional en ambas zonas.
Y la Garnacha blanca, tan típicamente Terra Alta, ¿no podemos decir que es de la Terra Alta?
Sin tener la certeza de dónde se originó la variedad, desde luego si hoy día la Garnacha Blanca es de algún sitio, ese es Terra Alta. Hay buenas razones: lleva centenares de años aquí instalada y no hay lugar del mundo que tenga tal cantidad de cepas de Garnacha blanca plantada. Ha sido así durante generaciones y lo sigue siendo. Parece ser que el origen de la variedad (por mutación del color de algún tipo de Garnacha tinta), no fue muy lejos de aquí…
Me hablas de tanto tiempo desde que las Garnachas se cultivan aquí… ¡Y no hace tanto que se escucha hablar de la variedad!
Es así. No por el hecho de que no se cultivara, sino porque no era una variedad que se cotizara. La variedad Garnacha -así como otras variedades tradicionales-, en el pasado fue considerada como secundaria y menor, y se utilizó especialmente para elaborar vinos con cierto cuerpo y grado alcohólico, en definitiva, vinos más populares.
El consumo de vino a principios de siglo era popular y la variedad Garnacha se asoció a este tipo de vino hasta no hace mucho. También por sus características fue una variedad muy utilizada para elaborar vi ranci, un vino de crianza oxidativa que se conservaba bien -y durante décadas- en las bodegas de las casas.
¿Y no será que el vino elaborado con esta variedad tampoco era muy bueno?
Pues tal vez, en parte, sea así. La variedad Garnacha tiene cierta “fragilidad” debido a su motor oxidativo (ritmo y evolución de los procesos de oxidación de sus componentes aromáticos) y requiere cierto cuidado. Hasta que no llegaron la tecnología y las nociones de viticultura y elaboración francesas enfocadas a grandes vinos (nos guste más o menos, Francia fue la cuna de este conocimiento) a las zonas de producción de Garnacha, la variedad –a excepción del ranci– no pudo empezar a resaltar sus virtudes.
¿Y qué virtudes son esas?
Depende en gran medida de la zona donde se cultiva pero, en general, los vinos de Garnacha se distinguen por su cuerpo, densidad y elegancia. En según qué zona, hay más calidez o estructura… En Terra Alta, y debido a los vientos y características del suelo, se consiguen unos vinos elegantes, sin excesiva estructura y que presentan una vivacidad en boca y frescor que me fascina.
Me hablas de la zona como si fuera lo único determinante, ¿intentas convencerme de que los enólogos no pintáis nada en el proceso?
¡No! Claro que jugamos un papel. Los enólogos somos los intérpretes del paisaje y, por lo tanto, decidimos qué hacer con el fruto que nos llega. Pero si lo que diferencia el fruto de tu zona, de otras, es la elegancia, ¿por qué buscar estructura? Y si lo que lo diferencia es el frescor, ¿por qué buscar otra cosa? Por eso en LaFou, por ejemplo, trabajamos la vendimia en frío, usamos solo el pisado durante la fermentación y nos servimos de huevos de hormigón para la crianza.
Interesante! Pero empiezas a ponerte técnico…
Pues lo dejamos aquí y nos tomamos una copa de Garnacha. Te parece?